miércoles, 11 de agosto de 2010

Para antes de escribir.


Necesito apagar la luz y acostarme a oscuras mientras decido que decir..
Pienso y a la sazón veo que hay tan pocas cosas que señalar de mí; pienso de nuevo y es en este momento cuando hierve en mí el deseo de tener al menos algo relevante para contar. Entonces , a manera de ceremonia, me enredo la cobija como si fuera un turbante y me estrujo la cabeza con ambas manos y espero a que con eso, a lo sumo, se me ocurran quimeras que pueda pregonar como verdaderas para suplir esta falta de cosas ilustres; esta carencia de realidad trascendental que me habita.

Anuque siendo sincero, este ritual no dura más que unos minutos, solamente, hasta que me doy cuenta que la creatividad no viene a mi auxilio y que he fallado en la invención de unas cuantas mentiras que pensaba disponer para que adornaran y maquillaran la falta de gracia en mi vida. ¿Acaso no debo sentirme doblemente desdichado? tras de insulso soy incompetente… ¿qué se puede esperar del infortunio hecho hombre que soy?
En fin, sin otra opción, tendré que hacer entonces lo siguiente: levantarme y escribir lo primero que se me ocurra, nada relevante (como siempre), sólo lo primero que cocine aquí arriba.

1 comentario:

  1. No se pelee usted con sus miserias y mame con furia de las lozanas ubres de su mediocridad y anonimato, que con escepción de Hemingway y esa anciana indecente que se frota las enaguas cada vez que me ve, pocos puedan dar fe de tener, haber tenido, o llegar a tener algún día algo interesante sobre lo que escribir.

    Pero siempre existirá la opción de empolvarle los pómulos a la realidad, no olvide usted eso, sólo tenga cuidado de no ponerle demasiada salsa de tomate a la salchicha, que satura y no es lo que Sinatra hubiese querido. Ahora, que si lo que quiere usted es contradecir a Sinatra, permitame lo guío allí no más, a la putísima mier.. Bueno, usted sabrá como segrega sus negros. Un saludo.


    F.N.

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