miércoles, 11 de agosto de 2010

Para antes de escribir.


Necesito apagar la luz y acostarme a oscuras mientras decido que decir..
Pienso y a la sazón veo que hay tan pocas cosas que señalar de mí; pienso de nuevo y es en este momento cuando hierve en mí el deseo de tener al menos algo relevante para contar. Entonces , a manera de ceremonia, me enredo la cobija como si fuera un turbante y me estrujo la cabeza con ambas manos y espero a que con eso, a lo sumo, se me ocurran quimeras que pueda pregonar como verdaderas para suplir esta falta de cosas ilustres; esta carencia de realidad trascendental que me habita.

Anuque siendo sincero, este ritual no dura más que unos minutos, solamente, hasta que me doy cuenta que la creatividad no viene a mi auxilio y que he fallado en la invención de unas cuantas mentiras que pensaba disponer para que adornaran y maquillaran la falta de gracia en mi vida. ¿Acaso no debo sentirme doblemente desdichado? tras de insulso soy incompetente… ¿qué se puede esperar del infortunio hecho hombre que soy?
En fin, sin otra opción, tendré que hacer entonces lo siguiente: levantarme y escribir lo primero que se me ocurra, nada relevante (como siempre), sólo lo primero que cocine aquí arriba.

APERTURA


Señores, no sé si sean buenas o malas noticias, pero son noticias. Primeramente diré que llegué a este lugar por error. Lo encontré en un estado de abandono deplorable. De inmediato me interesé por limpiarle las telarañas, servirle el biberón y darle la gloria que nunca tuvo, aunque siendo realista, probablemente me aburra demasiado pronto y lo deje peor de como lo encontré. Aún así, he de intentarlo.

Ayer di parte acerca de mis intenciones al honorable Omnisciente Tuerto, él no puso ninguna queja. Por lo tanto, de ahora en adelante la administración de este antro corre por cuenta mía.

Con aprecio
El Troglodita Advenedizo
.